Dice Un Curso de Milagros:
«Tu, que podrías estar dando Amor a todo lo que ves, a todo lo que tocas y a todo lo que recuerdas, estás literalmente negándote el Cielo a tí mismo».
Este pensamiento me da una rabia enorme. Seguramente porque mi ego se resiste a creerlo. Y a la vez es como «Joder! pero si es que es verdad!. ¿Cómo y cuando me perdí?»
Y algo en mi me responde…»Que más da».
Ese que más da, ese resistirme a seguir buscándome, me abre a mi amor. Me abre a dejar de buscar. Me abre a este instante. Me digo: ¿puedo dar amor a todo estando cansada como ahora? Y sí, me doy cuenta de que sí.
¿Y puedo dar Amor cuando siento dolor? Sí, puedo darle Amor a mi dolor también. En lugar de juzgar, o protestar, o negarme a que ese dolor esté ahí. Mucho más sencillo que todo eso. Me abro y doy amor.
¿Y qué hacer con las palabras que quieren salir y que parecen atascadas en mi garganta? Dejarlas salir, dejarlas surgir, dejarlas bailar en el papel.
Dejar de pensar que es imposible estar en presencia del Amor de manera continuada cuando en realidad es lo más sencillo y natural que podemos hacer. Estar y vivir en el Amor. No hay nada más coherente que eso.
El mundo es una locura. No hay nada que merezca la pena buscar, no hay nada que merezca la pena ahí fuera, en realidad. Porque todo está dentro, todo está ocurriendo dentro, ahora y en cualquier instante en realidad. Todo lo que veo fuera está surgiendo y naciendo de mi interior en este instante.
Ese pum, pum, pum. Ese brr, brr, brr…no sé cómo describirlo en palabras. Esa vida que es imposible de contener en nosotros y que sin embargo, cómo nos empeñamos en hacerlo…pero si no nos cabe…no cabe en el concepto que nuestra mente tiene de un cuerpo, va mucho más allá, mucho más lejos, mucho más…
Dejar de buscar…dejar de buscar…ya es hora…siento que estoy recordando, estoy recordando, algo que en muchos momentos decidí olvidar que soy, pero que sin embargo sé muy bien que nunca he dejado de ser..Soy Amor.